viernes, 18 de junio de 2010

ADIÓS CREATIVIDAD, ADIÓS VOL.3



PUEDES DEJARME SIN INSULINA, PERO NO SIN DETERGENTE

Cómo antaño, una señora sale de unos grandes almacenes con el carro cargadito de la compra de la semana o del mes o váyase usted a saber por qué período. A esto que un joven que afirma ser del programa "reporteros" que a su vez se presupone que es cámara del programa (espacio de bajo presupuesto) ya que no sale en ningún momento, comienza a realizarle una serie de absurdas preguntas a la señora, sobre la economía mundial, lo cara que está la vida y otras circunstancias. Que digo yo que la mujer pensaría para si misma, oiga no me toque los cojones, que tengo que ir a recoger a los niños del colegio y preparar los macarrones para mi marido que llega a las tres y cuarto para comer.

Bueno, el caso es que este caballero le pregunta por la compra que ha realizado y como buen reportero toca-pelotas, comienza a sobar las cosas que la señora ha comprado, que por otra parte, no creo que a ella le importe mucho, ya que no se sabe si por prisa o por vagancia la señora no ha embolsado la mitad de las cosas, lleva los tomates, el pan, el detergente y otros artículos desparramados en el carro de la compra, objeto que como todos sabemos se caracteriza por una pulcra limpieza y una desinfección diaria por parte del personal del supermercado. Vamos que cuando te comas la barra de pan poco poco puedes coger una infección de boca que te pudra los dientes. Valiente tía puerca.

El caso es que el joven reportero advierte que la señora ha comprado el envase "king size" del detergente de marras de "toda la vida", a lo que la señora afirma que hay cosas que con el tiempo salen caras y que ella "no se la juega con su familia". Lo que nos hace pensar que la señora tuvo una vida anterior en la que se jugó al póker sus hijos pequeños contra unos albano-kosovares y los perdió y para recuperarlos, se apostó el marido y lo perdió también con una matahari rusa. Señora no me joda que si la camisa sale un poco más amarillenta su familia no se va a morir de lepra!

Si si, con cualquier otra cosa, me ahorro el dinero. Con el desayuno de los niños, por ejemplo les doy cartón del bueno, para vestirlos, van con sacos de papas incluso a hacer deporte, que me llegan siempre con unas rozadoras en la entrepierna horribles que sangran y echan pus y mi marido las corbatas se las recorto de las revistas de moda masculina y el agua embotellada la compro de la marca cloaca infecta. Pero eso sí, el detergente que no me lo cambien, mi familia será pordiosera y morirá de inanición e infecciones víricas, pero irán limpios y pulcros a la tumba!

Este tipo de anuncios en los 80 y los 90 tenían gracia, ahora resultarían nostálgicos pero ya sabemos que las segundas partes nunca fueron buenas y además de un tipo de publicidad manido la actuación de los "actores" no convence a nadie y no resulta creible para ningún tipo de público objetivo. Jugársela con la familia no resulta argumento suficiente para que la gente no recurra a las marcas blancas del supermercado, sobre todo porque en la mayoría de los casos, son productos de las propias marcas.

Eso sí, el reportero que encima de no dar la cara a los espectadores y ser un tocahuevos, suelta la frasecita de cabrón machista "bueno señora, pues le dejamos que se vaya a poner una lavadora" que cabrón estás hecho colega. jajajaja Y la otra tonta responde muy simpática "qué remedio" que es un evidente eufemismo de: estoy harta de mi vida, mi marido es un puto vago y mis hijos nos dan palo al agua y el único momento de esparcimiento y de disfrute es cuando vuelvo del supermercado y estoy sola pensando en mis cosas y el mierda de reporterucho este me lo ha jodido con las preguntas de capullo ochentero.

Muy mal, señores. Muy mal.

2 comentarios:

  1. Grandísimo anuncio, si señor. La verdad es que el reportero ficticio "que no te vende ni una manta ni dos ni tres sino cuatro con este ventilador" es ya todo un clásico de la publicidad. Lo enorme de los inicios es que las señoras asaltadas eran REALES y estas llevan más horas más casting que de lavadoras.

    Lo que me resulta realmente impactante de estos anuncios es el mensaje que nos lanza que traducido al currito sonaría "sabemos que la cosa está fatal, pero no pensamos bajar el precio, así que COMPRA".

    Por muy amable que sea el anuncio, y por mucho que nos identifiquemos con la situación que nos cuenten, o con la pinta de la entrevistada, o con las bromas privadas entre los personajes (que indudablemente te llevan a pensar que el reportero acabará percutiendo en el asiento de atrás del smart for four en el aparcamiento del Hipercor), cuando vayas a comprar y veas que por el precio del puto detergente podría comer en condiciones (entrante, primero, segundo, postre, café, copa y puro) toda tu familia durante una semana enseguida vas a trincar la botella cara.

    Otra vertiente peligrosa de este tipo de anuncios son los "consejos para ahorrar para que te lo gastes en MI MARCA". Efectivamente amiga, si cargas más la lavadora gastas menos en agua, pero echa cuanta más cantidad de detergente mejor para que vuelvas pronto a comprar MÄS. Y por supuesto si mantienes el aire acondicionado a 25 grados está bien... está perfecto para que toda la familia sude tinta en el salón de casa, tengas que lavar la ropa y gastes más detergente para comprar MÁS.

    En serio, creo que a estas alturas de crisis todos sabemos que para ahorrar hay que gastar menos, y que lleve comprando un detergente a precio de petróleo toda la vida no significa que seguir comprándolo sea una decisión que pueda tomar yo. Si queréis que así sea hablad con mi cartera, que es mucho más intransigente que yo.

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  2. Me ha descubierto tu blog Rufo y reconozco que me parto de risa con tus textos.

    A este modelo de anuncio manido que comentas hay que añadir un detalle que a mi me fascina: el robo del carro del súper.

    En el último spot en esta línea (no sé si te refieres a ese u otro) podemos ver a la señora con el carrito tal y como lo describes pero no después de la cola de la caja o siquiera el parking. No, no, no... ¡En medio de una calle cualquiera! Ni se adivina dónde c*** está el súper. ¡¡Esa señora ha robado el carro!!

    Eso sí, también es cierto que así ahorra en gasolina y si te pones hasta en la totalidad del coche jejeje.

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