miércoles, 5 de enero de 2011

CONDUCTAS REPROBABLES VOL.13


Turba Wars

Ante todo Feliz año y felices fiestas a todos, ya que si bien no soy muy propenso a las felicitaciones de este tipo, me veo en la obligación dadas las fechas que nos envuelven. Y como no hay momento mejor que estos días para salir a la calle y hacer las típicas compras navideñas o disfrutar de un ratito en compañía de los nuestros para comer, cenar o dar un "paseo" por la ciudad.
Si amigos, entrecomillo paseo porque el que crea que va a pasear por Sevilla en estas fechas está totalmente equivocado, sobre todo por el centro.

Al parecer el ayuntamiento tiene contratados como temporeros hordas de individuos que emergen de las aceras y salen de las farolas para putearte cualquier maniobra/acción/compra que quieras hacer en navidad. Sincronizadamente aparecen todos los días desde principios de diciembre hasta finales de enero (porque incluyo las rebajas de los cojones) para hacerte la vida imposible. Grupitos cantando villancicos flamenquitos por la calle, que no hay una cosa que más odie que la manía que hay en Sevilla de hacer de cualquier fiesta un tablao flamenco. Que te casas, ponen sevillanas, que es navidad, villancicos flamencos, el cumpleaños de tu prima, a bailar sevillanas, venga ya coño!
Bueno además hay un equipo de competición profesional y entrenado a matar de señoras y señores con el puto carrito de los bebés que como si de un rompehielos se tratara, arramplan con todo lo que haya por delante. Los taxistas de la turba, ellos tienen preferencia y les suda si te llevan por delante si al niño del carrito le clavas el paraguas en un ojo, o si el pequeño muere enterrado. No es su hijo, en realidad es un señor disfrazado de infante preparado para robarte la cartera al mínimo descuido.
Es una pesadilla, la turba te entierra y te ves inmerso en un bosque de señoras impertinentes con bolsas de los centros comerciales de marras con sus diseños de navidad de marras que hacen que psicológicamente autojustifiques haberte gastado el dinero que te descontarán después de reyes. Bueno pero da igual, luego lo cambio y lo compro más barato. Hasta dónde vamos a llegar por favor!

Ayer por ejemplo, pasaba el Heraldo Real por la calle Sierpes y aquello se convirtió en la película bienvenido Mr. Marshal, miles de personas esperando a ver a un señor que decía ser el emisario de los reyes magos de oriente o a personas, como es el caso de este año, Cayetano Martínez de Irujo, un señor de de Madrid. Para que al final pareciera que pasara en un ferrari porque en cuestión de media hora, se había disuelto el tumulto. Y todos a casita. Mientras tanto señoras y niños "cortaban el paso" a todo el que quisiera ir a su casa. Esa gente que se convierte en portero de discoteca cortando el acceso a cualquier ser viviente, sea niño, adulto o anciano. A un pobre señor, octogenario al menos, con su carrito de la compra ni lo dejaban cruzar la calle para ir a su casa, al grito de "por aquí vamos a tener que cortar el paso ya". Lo que me hace pensar que realmente están contratados por el ayuntamiento, señora la calle es suya coño para que usted me prohiba pasar? Apártese que le endiño!.

Señores en estas fechas prima más la economía y el bienestar personal que el pensar en los demás. Quizá es que el espíritu navideño yo no lo entiendo, pero eso no creo que sea muy navideño.

La crisis ese gran fantasma de las navidades pasadas al más puro estilo Dickens que poco a poco de desvanece como el humo de los cigarrillos de nuestros bares y restaurantes. Las tarjetas echan chispas y los locales y centros comerciales están a reventar aplastando el recuerdo de la austeridad y el desempleo. Mientras se forman kilométricas colas para que te envuelvan los regalos, que me parece de lo peor, la vagueza personificada. Porque envolver un regalo ni es una ecuación matemática alegórica, ni el papel de las tiendas es de oro con cristales de Swarovski. Vamos que es un papel de mojones con el loguito de la tienda. Pues nada colas y colas para que te envuelvan los regalos. Surrealista.

La turba aflora las peores conductas reprobables de la gente y aunque estéis pensando: pues no vayas al centro mierda que eres un mierda. Tendréis razón, pero aunque yo ya había comprado mis regalos navideños, me considero vigilante del entorno. Y como tal, me veo en la obligación de observar los comportamientos sociales y humanos para nutrirme para escribir este blog. Que no tendría sentido sin ese oscuro pasajero que todos llevamos dentro.

Feliz navidad amigos míos.